Luis Antonio Rateni
Para abordar cualquier estudio sobre la cultura ateniense en tiempos de Aristóteles, se torna necesario desarrollar algunas cuestiones preliminares. No es posible omitir los puntos de vista que sobre la vida en todos sus tópicos desarrolló Homero. Esto no responde a una cuestión de raigambre histórica, siendo que en el caso de Homero, es harto dudoso que haya descrito, principalmente en Ilíada, una sociedad real. No obstante ello, no podemos ignorar la gravitación que el autor ha tenido en la paideía ateniense de los siglos V y IV. Para Jaeger, Homero es el educador de Grecia. No en vano, y a su pesar, Platón llama a Homero el primer maestro y el guía de todos los poetas trágicos, si bien dentro de un contexto poco halagüeño
Ρητέον, ἦν δ’ ἐγώ· καίτοι φιλία γέ τίς με καὶ αἰδὼς ἐκ παιδὸς ἔχουσα περὶ ῾Ομήρου ἀποκωλύει λέγειν. ἔοικε μὲν γὰρ τῶν καλῶν ἁπάντων τούτων τῶν τραγικῶν πρῶτος διδάσκαλός τε καὶ ἡγεμὼν γενέσθαι. ἀλλ’ οὐ γὰρ πρό γε τῆς ἀληθείας τιμητέος ἀνήρ, ἀλλ’, ὃ λέγω, ῥητέον.
[Te lo diré, aunque un cierto amor y respeto que tengo desde niño por Homero se opone a que hable. Parece, en efecto, que éste se ha convertido en el primer maestro y guía de todos estos nobles poetas trágicos. Pero como no se debe honrar más a un hombre que a la verdad, entonces pienso que debo decírtelo.]
Excedería el marco del presente trabajo el análisis del estilo poético de Homero, o el intento de discernir si existe cierta unidad estilística entre Ilíada y Odisea que justifiquen su atribución a un mismo vate, o si ambas obras son sólo las que nos han llegado de un ciclo más numeroso sobre la Guerra de Troya (algunos autores llegan a hablar hasta de siete poemas). Siquiera abordaremos el tema que aun divide a eruditos, respecto de la existencia histórica del sitio y posterior destrucción de la sagrada Ilión.
Para Emily Vermeule, el material del que se sirvió Homero estuvo, antes de ser utilizado por el poeta, sujeto a cuatrocientos o quinientos años de cambio creador. Desde el año 1100, nadie había visto vivo a un micénico, ni sabía lo que comía, lo que llevaba o cómo cantaba. Los griegos, más allá de los poemas de Homero, sabían muy poco de su propio pasado de la Edad de Bronce. Ello llevó a la sacralización de la memoria como una diosa, Mnemosyne, proceso estrictamente necesario en una civilización oral: el poder de rememorización es una conquista. Para Hesíodo, como guardianas de un glorioso pasado, las Musas son hijas de Mnemosyne, pero causan el olvido (lesmosyne). La poesía, identificada con la memoria, hace de ésta un saber e incluso una sabiduría, una σοφία. El término ἀοιδός podía significar tanto cantor, como también encantador, o, incluso, hechicero. La poesía constituye una de las formas típicas de la posesión y del delirio divino, el estado de “entusiasmo” en sentido etimológico. Entre la adivinación y la poesía oral, tal como ella se ejercía en la época arcaica, dentro de las comunidades de aedos, cantores y músicos existían afinidades e incluso interferencias.
Según la tradición, la Ilíada y la Odisea fueron compuestas por un cantor itinerante llamado Homero que procedía del este jónico. Otras epopeyas fueron supuestas como las obras de otros rapsodas, aunque a menudo las atribuciones divergen. El nombre de Homero aparece con más frecuencia que cualquier otro, y también se usó colectivamente para designar al conjunto de poetas épicos. Esto es todo lo que la tradición primitiva nos dice del célebre aedo. No existen datos externos que determinen si la personalidad y la autoría del bardo son históricas. Es posible que la tradición, simplificando como acostumbraban a hacer los griegos, usase el nombre de Homero para cubrir una época literaria entera. Sin embargo, al decir de Finley, ningún otro autor, ninguna otra figura literaria en toda la historia ocupó un lugar en la vida de un pueblo como lo hizo Homero. Fue su símbolo preeminente de nacionalidad, la autoridad intachable de su historia primitiva, y una figura decisiva, junto con Hesíodo, en la creación de su Panteón. Igualmente, fue el más amado y citado de los poetas.
Para Kitto, la cuestión importante no es quién era Homero, sino qué era. La Ilíada y la Odisea han sido llamadas “la Biblia de los griegos”. Durante siglos, como se puede ver en Platón y Aristóteles, estos dos poemas fueron la base de la educación griega tanto en la educación formal, en aquellas póleis en que la misma estaba a cargo del Estado, como en la vida cultural del ciudadano común. Los jóvenes griegos aprendían a leer con Homero.
Teniendo en cuenta una cronología aun discutible sobre el momento de composición de los poemas, expone Castoriadis en directa relación con la fecha de fijación por escrito de las obras del aedo.
En todo caso, los poemas homéricos deben situarse entre los años 750 y 700. Por lo tanto, fueron compuestos definitivamente en un momento en el cual la colonización ya había comenzado, lo que implica en particular una cierta organización política. El autor de los poemas homéricos vive en un mundo donde la pólis ya existe, cuando no como pólis democrática, al menos como lugar claramente delimitado donde viven seres humanos libres -y también esclavos, claro está-, que se consideran como una comunidad, independientemente de sus divisiones internas, conflictos sociales, políticos, etcétera (en la medida en que éstos ya se presentan de manera articulada). Pero, repito, el mundo en que vive o viven el o los compositores definitivos de los poemas es un mundo que ya conoce la pólis.
Si tomamos como cierta la versión según la cual el propio Pisístrato, en el año 560 a. C., decidió realizar una edición “oficial” de ambos poemas, este hecho podría tomarse como una muestra del poder político imperante en Atenas. Para Finley, el atribuir a Solón la primicia de escrituridad de la épica homérica, como pretende Diógenes Laercio, infunde la sospecha de que se trata de un esfuerzo tardío por transferir el crédito de un tirano al hombre que había llegado a ser, para los griegos, el aristócrata moderado, contrario tanto a la tiranía y al despotismo como al gobierno de la plebe. Fränkel se muestra más cauteloso a la hora de dar una fecha exacta, aclarando que no es fácil de precisar la época en que Ilíada y Odisea se convirtieron en libros. La misma, según este autor, debió ser entre los siglos VIII y VII. Más allá de las fechas, al haber sido establecida la versión escrita de estos poemas en forma simultánea, pese a que entre ambos pudiesen existir contradicciones estilísticas, siempre fueron tratados como una totalidad. Desde ese momento hasta 1488, año en que los textos se imprimieron por primera vez, los mismos han variado poco. Homero era el poeta por excelencia, como el Dante de La Divina Commedia es el poeta de los italianos de ayer y de hoy.
A partir de la fijación por escrito de los poemas, la influencia en poetas, trágicos, comediógrafos y filósofos pasó a ser aun mayor.
Entre los poetas, es destacable la referencia sobre Homero hecha por Píndaro en su Ístmica IV, conforme la cual es gracias al poeta por quien la gloria de Áyax ha perdurado a través de los tiempos
ἀλλ᾽ Ὅμηρός τοι τετίμακεν δι᾽ ἀνθρώπων, ὃς αὐτοῦ
πᾶσαν ὀρθώσαις ἀρετὰν κατὰ ῥάβδον ἔφρασεν
θεσπεσίων ἐπέων λοιποῖς ἀθύρειν.
[Pero Homero ha esparcido su prestigio sobre todos los hombres; él ha sido
quien elevó sus virtudes desde su cetro rapsódico,
al ritmo de sus versos divinos, para la posteridad de los juegos]
En el plano de la tragedia, aunque sólo se hayan conservado completas siete composiciones de Sófocles, Aristófanes de Bizancio fijó en ciento treinta las obras del poeta, aunque añadiendo que diecisiete de ellas eran espúreas. A diferencia, v. gr., de Esquilo, compuso siempre sus obras a partir del material argumental que le ofrecía el fondo del relato mítico griego, en especial Homero. La Vita, anónima, de Sófocles, habla que el trágico era llamado “homerizante”, porque seguía de cerca los mitos del poeta, y en repetidas ocasiones tomó el material de la Odisea. Testimonio éste cierto, puesto que se observa que Sófocles compuso varias obras sobre episodios de este poema épico, lo que no sucede con la Ilíada, con la que la relación es mucho más laxa.
En Las Ranas, Aristófanes, por boca de Esquilo, proclama que los grandes poetas, y en particular Homero, trascienden a su época por enseñar a los hombres toda suerte de virtudes y cosas provechosas.
En Las Ranas, Aristófanes, por boca de Esquilo, proclama que los grandes poetas, y en particular Homero, trascienden a su época por enseñar a los hombres toda suerte de virtudes y cosas provechosas.
ταῦτα γὰρ ἄνδρας χρὴ ποιητὰς ἀσκεῖν. σκέψαι γὰρ ἀπ᾽ ἀρχῆς
ὡς ὠφέλιμοι τῶν ποιητῶν οἱ γενναῖοι γεγένηνται.
Ὀρφεὺς μὲν γὰρ τελετάς θ᾽ ἡμῖν κατέδειξε φόνων τ᾽ ἀπέχεσθαι,
Μουσαῖος δ᾽ ἐξακέσεις τε νόσων καὶ χρησμούς, Ἡσίοδος δὲ
γῆς ἐργασίας, καρπῶν ὥρας, ἀρότους: ὁ δὲ θεῖος Ὅμηρος
ἀπὸ τοῦ τιμὴν καὶ κλέος ἔσχεν πλὴν τοῦδ᾽ ὅτι χρήστ᾽ ἐδίδαξεν,
τάξεις ἀρετὰς ὁπλίσεις ἀνδρῶν;
[Esto es lo que deben cultivar los poetas. pues mira desde el principio
cuán útiles han sido los poetas de pro.
Orfeo nos enseñó los ritos sagrados y a abstenernos de verter sangre,
Museo la curación de las enfermedades y los oráculos y Hesíodo
el cultivo de la tierra, el tiempo de cada cosecha, la arada. Y el divino Homero
¿de qué obtuvo el honor y la gloria sino de que enseñó cosas provechosas,
las formaciones, las virtudes y el armamento de los guerreros?]
En materia religiosa, haciendo alusión a la creación del Panteón griego por parte de Homero y Hesíodo, refiere Heródoto
ἔνθεν δὲ ἐγένοντο ἕκαστος τῶν θεῶν, εἴτε αἰεὶ ἦσαν πάντες, ὁκοῖοί τε τινὲς τὰ εἴδεα, οὐκ ἠπιστέατο μέχρι οὗ πρώην τε καὶ χθὲς ὡς εἰπεῖν λόγῳ. Ἡσίοδον γὰρ καὶ Ὅμηρον ἡλικίην τετρακοσίοισι ἔτεσι δοκέω μευ πρεσβυτέρους γενέσθαι καὶ οὐ πλέοσι· οὗτοι δὲ εἰσὶ οἱ ποιήσαντες θεογονίην Ἕλλησι καὶ τοῖσι θεοῖσι τὰς ἐπωνυμίας δόντες καὶ τιμάς τε καὶ τέχνας διελόντες καὶ εἴδεα αὐτῶν σημήναντες. οἱ δὲ πρότερον ποιηταὶ λεγόμενοι τούτων τῶν ἀνδρῶν γενέσθαι ὕστερον, ἔμοιγε δοκέειν, ἐγένοντο. τούτων τὰ μὲν πρῶτα αἱ Δωδωνίδες ἱρεῖαι λέγουσι, τὰ δὲ ὕστερα τὰ ἐς Ἡσίοδόν τε καὶ Ὅμηρον ἔχοντα ἐγὼ λέγω.
[No obstante,el origen de cada dios -o si todos han existido desde siempre-, y cuál era su fisonomía no lo han sabido hasta hace bien poco; hasta ayer mismo, por así decirlo. Pues creo que Hesíodo y Homero, dada la época en que vivieron, me han precedido en cuatrocierntos años y no en más. Y ellos fueron los que crearon, en sus poemas, una teogonía para los griegos, dieron a los dioses sus epítetos, precisaron sus prerrogativas y competencias, y determinaton su fisonomía. Y, por su parte, los poetas que tienen fama de haber vivido antes que ellos, lo hicieron -al menos esa es mi opinión- después. La primera parte de lo que precede lo cuentan las sacerdotisas de Dodona, pero el resto, lo que se refiere a Hesíodo y Homero, lo sostengo yo.]
[No obstante,el origen de cada dios -o si todos han existido desde siempre-, y cuál era su fisonomía no lo han sabido hasta hace bien poco; hasta ayer mismo, por así decirlo. Pues creo que Hesíodo y Homero, dada la época en que vivieron, me han precedido en cuatrocierntos años y no en más. Y ellos fueron los que crearon, en sus poemas, una teogonía para los griegos, dieron a los dioses sus epítetos, precisaron sus prerrogativas y competencias, y determinaton su fisonomía. Y, por su parte, los poetas que tienen fama de haber vivido antes que ellos, lo hicieron -al menos esa es mi opinión- después. La primera parte de lo que precede lo cuentan las sacerdotisas de Dodona, pero el resto, lo que se refiere a Hesíodo y Homero, lo sostengo yo.]
Debe tenerse en cuenta que, antes de Homero y Hesíodo, no hay huellas de codificación religiosa. No existen textos ni se registran plegarias u oraciones. La religión micénica parece estar particularmente libre de prescripciones religiosas y de dogmas. Señala Jasper Griffin que Homero está familiarizado con la leyenda de que Zeus tuvo como padre a Cronos, y que su abuelo se llamaba Urano. Cada uno de ellos había sido sucesivamente depuesto de la cúspide divina por su propio hijo. Esta sucesión de dioses celestes no se explicaría según la primitiva concepción indoeuropea, sino que debió haber sido conocida y tomada en préstamo de fuentes orientales anteriores al año mil a. de C. Además, en Homero aparecen con frecuencia escenas en que todos los dioses se reúnen y discuten los actos y el destino humano. También es ello un rasgo importante que derivaría del Este, pues se encuentran estas reuniones divinas en la literatura de Mesopotamia y Siria, siendo específicamente ajenos a la religión tradicional griega, convergiendo, sin embargo, en el poeta.
Desde la filosofía, debemos destacar el rol que el propio Platón otorga al padre de todos los rapsodas
Οὐκοῦν, εἶπον, ὦ Γλαύκων, ὅταν ῾Ομήρου ἐπαινέταις ἐντύχῃς λέγουσιν ὡς τὴν ῾Ελλάδα πεπαίδευκεν οὗτος ὁ ποιητὴς καὶ πρὸς διοίκησίν τε καὶ παιδείαν τῶν ἀνθρωπίνων πραγμάτων ἄξιος ἀναλαβόντι μανθάνειν τε καὶ κατὰ τοῦτον τὸν ποιητὴν πάντα τὸν αὑτοῦ βίον κατασκευασάμενον ζῆν, φιλεῖν μὲν χρὴ καὶ ἀσπάζεσθαι ὡς ὄντας βελτίστους εἰς ὅσον δύνανται, καὶ συγχωρεῖν ῞Ομηρον ποιητικώτατον εἶναι καὶ πρῶτον τῶν τραγῳδοποιῶν, εἰδέναι δὲ ὅτι ὅσον μόνον ὕμνους θεοῖς καὶ ἐγκώμια τοῖς ἀγαθοῖς ποιήσεως παραδεκτέον εἰς πόλιν·
[Por lo tanto, Glaucón, cuando encuentres a quienes alaban a Homero diciendo que este poeta ha educado a la Hélade, y que con respecto a la administración y educación de los asuntos humanos es digno de que se le tome para estudiar, y que hay que disponer toda nuestra vida de acuerdo con lo que prescribe dicho poeta, debemos amarlos y saludarlos como a las mejores personas que sea posible encontrar, y convenir con ellos en que Homero es el más grande poeta y el primero de los trágicos, pero hay que saber también que, en cuanto a poesía, sólo deben admitirse en nuestro Estado los himnos a los dioses y las alabanzas a los hombres buenos.]
Ya en su diálogo juvenil Ion, el padre de la Academia, hace conversar a Sócrates con el rapsoda Ion de Éfeso, con su metódica ironía, sobre los méritos de Homero sobre el resto de los poetas
[Por lo tanto, Glaucón, cuando encuentres a quienes alaban a Homero diciendo que este poeta ha educado a la Hélade, y que con respecto a la administración y educación de los asuntos humanos es digno de que se le tome para estudiar, y que hay que disponer toda nuestra vida de acuerdo con lo que prescribe dicho poeta, debemos amarlos y saludarlos como a las mejores personas que sea posible encontrar, y convenir con ellos en que Homero es el más grande poeta y el primero de los trágicos, pero hay que saber también que, en cuanto a poesía, sólo deben admitirse en nuestro Estado los himnos a los dioses y las alabanzas a los hombres buenos.]
Ya en su diálogo juvenil Ion, el padre de la Academia, hace conversar a Sócrates con el rapsoda Ion de Éfeso, con su metódica ironía, sobre los méritos de Homero sobre el resto de los poetas
Σωκράτης
τί οὖν ποτε περὶ μὲν Ὁμήρου δεινὸς εἶ, περὶ δὲ Ἡσιόδου οὔ, οὐδὲ τῶν ἄλλων ποιητῶν; ἢ Ὅμηρος περὶ ἄλλων τινῶν λέγει ἢ ὧνπερ σύμπαντες οἱ ἄλλοι ποιηταί; οὐ περὶ πολέμου τε τὰ πολλὰ διελήλυθεν καὶ περὶ ὁμιλιῶν πρὸς ἀλλήλους ἀνθρώπων ἀγαθῶν τε καὶ κακῶν καὶ ἰδιωτῶν καὶ δημιουργῶν, καὶ περὶ θεῶν πρὸς ἀλλήλους καὶ πρὸς ἀνθρώπους ὁμιλούντων, ὡς ὁμιλοῦσι, καὶ περὶ τῶν οὐρανίων παθημάτων καὶ περὶ τῶν ἐν Ἅιδου, καὶ γενέσεις καὶ θεῶν καὶ ἡρώων; οὐ ταῦτά ἐστι περὶ ὧν Ὅμηρος τὴν ποίησιν πεποίηκεν;
Ἴων
ἀληθῆ λέγεις, ὦ Σώκρατες.
Σωκράτης
τί δὲ οἱ ἄλλοι ποιηταί; οὐ περὶ τῶν αὐτῶν τούτων;
Ἴων
ναί, ἀλλ᾽, ὦ Σώκρατες, οὐχ ὁμοίως πεποιήκασι καὶ Ὅμηρος.
Σωκράτης
τί μήν; κάκιον;
Ἴων
πολύ γε.
Σωκράτης
Ὅμηρος δὲ ἄμεινον;
Ἴων
ἄμεινον μέντοι νὴ Δία.
[Sócrates
¿Cómo es, pues, que tú eres experto en Homero y no en Hesíodo o en alguno de los otros poetas? ¿O es que Homero habla de cosas distintas de las que hablan todos los otros poetas? ¿No trata la mayoría de las veces de guerra, de las mutuas relaciones entre hombres buenos y malos, entre artesanos u hombres sin oficio? ¿No habla también de cómo se relacionan los dioses entre sí y de su trato con los hombres, de los fenómenos del cielo y del infierno, del nacimiento de los dioses y los héroes? ¿No son estas las cosas sobre las que Homero hizo su poesía?
Ion
Evidentemente, oh Sócrates.
Sócrates
Pero cómo, ¿es que los otros poetas no lo hicieron sobre las mismas?
Ion
Sí, Sócrates, pero no han poetizado de la misma manera que Homero.
Sócrates
¿Cómo, pues?, ¿peor?
Ion
Con mucho.
Sócrates
Y Homero, ¿mejor?
Ion
Sin duda que mejor, por Zeus.]
τί οὖν ποτε περὶ μὲν Ὁμήρου δεινὸς εἶ, περὶ δὲ Ἡσιόδου οὔ, οὐδὲ τῶν ἄλλων ποιητῶν; ἢ Ὅμηρος περὶ ἄλλων τινῶν λέγει ἢ ὧνπερ σύμπαντες οἱ ἄλλοι ποιηταί; οὐ περὶ πολέμου τε τὰ πολλὰ διελήλυθεν καὶ περὶ ὁμιλιῶν πρὸς ἀλλήλους ἀνθρώπων ἀγαθῶν τε καὶ κακῶν καὶ ἰδιωτῶν καὶ δημιουργῶν, καὶ περὶ θεῶν πρὸς ἀλλήλους καὶ πρὸς ἀνθρώπους ὁμιλούντων, ὡς ὁμιλοῦσι, καὶ περὶ τῶν οὐρανίων παθημάτων καὶ περὶ τῶν ἐν Ἅιδου, καὶ γενέσεις καὶ θεῶν καὶ ἡρώων; οὐ ταῦτά ἐστι περὶ ὧν Ὅμηρος τὴν ποίησιν πεποίηκεν;
Ἴων
ἀληθῆ λέγεις, ὦ Σώκρατες.
Σωκράτης
τί δὲ οἱ ἄλλοι ποιηταί; οὐ περὶ τῶν αὐτῶν τούτων;
Ἴων
ναί, ἀλλ᾽, ὦ Σώκρατες, οὐχ ὁμοίως πεποιήκασι καὶ Ὅμηρος.
Σωκράτης
τί μήν; κάκιον;
Ἴων
πολύ γε.
Σωκράτης
Ὅμηρος δὲ ἄμεινον;
Ἴων
ἄμεινον μέντοι νὴ Δία.
[Sócrates
¿Cómo es, pues, que tú eres experto en Homero y no en Hesíodo o en alguno de los otros poetas? ¿O es que Homero habla de cosas distintas de las que hablan todos los otros poetas? ¿No trata la mayoría de las veces de guerra, de las mutuas relaciones entre hombres buenos y malos, entre artesanos u hombres sin oficio? ¿No habla también de cómo se relacionan los dioses entre sí y de su trato con los hombres, de los fenómenos del cielo y del infierno, del nacimiento de los dioses y los héroes? ¿No son estas las cosas sobre las que Homero hizo su poesía?
Ion
Evidentemente, oh Sócrates.
Sócrates
Pero cómo, ¿es que los otros poetas no lo hicieron sobre las mismas?
Ion
Sí, Sócrates, pero no han poetizado de la misma manera que Homero.
Sócrates
¿Cómo, pues?, ¿peor?
Ion
Con mucho.
Sócrates
Y Homero, ¿mejor?
Ion
Sin duda que mejor, por Zeus.]
Los rapsodas constituyeron los primeros fundamentos de la educación griega. Llegaron a constituir distintas asociaciones, especializadas, sobre todo en temas homéricos, y a través de ellos tomaron cuerpo los dos grandes poemas épicos.
Tampoco Aristóteles escapa al influjo homérico
Tampoco Aristóteles escapa al influjo homérico
[...] Διὸ ὥσπερ εἴπομεν ἤδη καὶ ταύτῃ θεσπέσιος ἂν φανείη Ὅμηρος παρὰ τοὺς ἄλλους, τῷ μηδὲ τὸν πόλεμον καίπερ ἔχοντα ἀρχὴν καὶ τέλος ἐπιχειρῆσαι ποιεῖν ὅλον· λίαν γὰρ ἂν μέγας καὶ οὐκ εὐσύνοπτος ἔμελλεν ἔσεσθαι ὁ μῦθος, ἢ τῷ μεγέθει μετριάζοντα καταπεπλεγμένον τῇ ποικιλίᾳ. Νῦν δ᾽ ἓν μέρος ἀπολαβὼν ἐπεισοδίοις κέχρηται αὐτῶν πολλοῖς, οἷον νεῶν καταλόγῳ καὶ ἄλλοις ἐπεισοδίοις [δὶς] διαλαμβάνει τὴν ποίησιν. Οἱ δ᾽ ἄλλοι περὶ ἕνα ποιοῦσι καὶ περὶ ἕνα χρόνον καὶ μίαν πρᾶξιν πολυμερῆ [...]
Ἔτι δὲ τὰ εἴδη ταὐτὰ δεῖ ἔχειν τὴν ἐποποιίαν τῇ τραγῳδίᾳ, ἢ γὰρ ἁπλῆν ἢ πεπλεγμένην ἢ ἠθικὴν ἢ παθητικήν· καὶ τὰ μέρη ἔξω μελοποιίας καὶ ὄψεως ταὐτά· καὶ γὰρ περιπετειῶν δεῖ καὶ ἀναγνωρίσεων καὶ παθημάτων· ἔτι τὰς διανοίας καὶ τὴν λέξιν ἔχειν καλῶς. Οἷς ἅπασιν Ὅμηρος κέχρηται καὶ πρῶτος καὶ ἱκανῶς. Καὶ γὰρ τῶν ποιημάτων ἑκάτερον συνέστηκεν ἡ μὲν Ἰλιὰς ἁπλοῦν καὶ παθητικόν, ἡ δὲ Ὀδύσσεια πεπλεγμένον (ἀναγνώρισις γὰρ διόλου) καὶ ἠθική· πρὸς δὲ τούτοις λέξει καὶ διανοίᾳ πάντα ὑπερβέβληκεν. [...]
Ὅμηρος δὲ ἄλλα τε πολλὰ ἄξιος ἐπαινεῖσθαι καὶ δὴ καὶ ὅτι μόνος τῶν ποιητῶν οὐκ ἀγνοεῖ ὃ δεῖ ποιεῖν αὐτόν. Αὐτὸν γὰρ δεῖ τὸν ποιητὴν ἐλάχιστα λέγειν· οὐ γάρ ἐστι κατὰ ταῦτα μιμητής. Οἱ μὲν οὖν ἄλλοι αὐτοὶ μὲν δι᾽ ὅλου ἀγωνίζονται, μιμοῦνται δὲ ὀλίγα καὶ ὀλιγάκις· ὁ δὲ ὀλίγα φροιμιασάμενος εὐθὺς εἰσάγει ἄνδρα ἢ γυναῖκα ἢ ἄλλο τι ἦθος, καὶ οὐδέν᾽ ἀήθη ἀλλ᾽ ἔχοντα ἦθος. [...]
Δεδίδαχεν δὲ μάλιστα Ὅμηρος καὶ τοὺς ἄλλους ψευδῆ λέγειν ὡς δεῖ. Ἔστι δὲ τοῦτο παραλογισμός. Οἴονται γὰρ οἱ ἄνθρωποι, ὅταν τουδὶ ὄντος τοδὶ ᾖ ἢ γινομένου γίνηται, εἰ τὸ ὕστερον ἔστιν, καὶ τὸ πρότερον εἶναι ἢ γίνεσθαι· τοῦτο δέ ἐστι ψεῦδος. Διὸ δεῖ, ἂν τὸ πρῶτον ψεῦδος, ἄλλο δὲ τούτου ὄντος ἀνάγκη εἶναι ἢ γενέσθαι ᾖ, προσθεῖναι· διὰ γὰρ τὸ τοῦτο εἰδέναι ἀληθὲς ὂν παραλογίζεται ἡμῶν ἡ ψυχὴ καὶ τὸ πρῶτον ὡς ὄν. [...]
Ἐπεὶ καὶ τὰ ἐν Ὀδυσσείᾳ ἄλογα τὰ περὶ τὴν ἔκθεσιν ὡς οὐκ ἂν ἦν ἀνεκτὰ δῆλον ἂν γένοιτο, εἰ αὐτὰ φαῦλος ποιητὴς ποιήσειε· νῦν δὲ τοῖς ἄλλοις ἀγαθοῖς ὁ ποιητὴς ἀφανίζει ἡδύνων τὸ ἄτοπον.
[Por eso, también desde este punto de vista, como ya hemos dicho, puede parecer Homero divinamente inspirado entre otros, pues ni siquiera la guerra [de Troya], que tuvo principio, medio y fin, intentó tratarla en su totalidad (habría sido algo demasiado extenso como para poderlo abarcar bien de una sola vez) ni, al reducir su extensión, volverla ultracomplicada por su diversidad. En realidad, escoge una sola parte, pero utiliza muchos episodios de las demás, como el catálogo de las naves y otros acontecimientos con los cuales interrumpe su poema. [...]
Es preciso además que las clases de la epopeya sean las mismas que las de la tragedia: simple o compuesta; ética o patética. También las partes son las mismas, con excepción del canto y del espectáculo. La epopeya necesita, en efecto, peripecias, reconocimientos y padecimientos. Y además, el pensamiento y el lenguaje tienen que ser bellos. Todos estos [elementos] los utilizó Homero no sólo primero [que nadie] sino también adecuadamente. Porque de sus poemas a uno, la Ilíada, lo hizo simple y patético; a otro, la Odisea, complejo (ya que está lleno de reconocimientos) y ético. Y además de esto, superan a todos [los demás poemas] por su lenguaje y su pensamiento. [...]
Homero es digno de alabanza por otras muchas cosas, pero particularmente, por ser el único de los poetas que no ignora lo que a él mismo le toca hacer. Es necesario, en efecto, que el poeta hable muy poco por su cuenta, ya que en cuanto lo hace no es imitador. Ahora bien, los otros intervienen todo el tiempo en los acontecimientos e imitan poco y pocas veces. El, por el contrario, tras un rápido prefacio, introduce un varón, una mujer o algún otro tipo, nunca carente de carácter sino dotado siempre de uno propio. [...]
Homero enseñó sobre todo a los demás [poetas] a contar mentiras como es debido, esto es, a emplear el paralogismo. Piensan, en efecto, los hombres que, cuando un hecho es seguido por otro o al producirse el uno se produce el otro, si el segundo existe, también existe o se produce el primero. Pero esto es un error. Por tanto, si el primero fuera falso, pero otro existiera o se produjera necesariamente al ser verdadero aquel, es indispensable aclararlo, ya que, al saber que este es verdadero, nuestra alma, por un paralogismo, concluye que aquel también existe. [...]
Porque aun lo que en la Odisea hay de inexplicable, como lo concerniente al desembarco, resultaría obviamente insoportable si lo hubiera escrito un poeta mediocre. En realidad, el poeta oculta lo absurdo tras el atractivo de sus otras perfecciones.]
Ἔτι δὲ τὰ εἴδη ταὐτὰ δεῖ ἔχειν τὴν ἐποποιίαν τῇ τραγῳδίᾳ, ἢ γὰρ ἁπλῆν ἢ πεπλεγμένην ἢ ἠθικὴν ἢ παθητικήν· καὶ τὰ μέρη ἔξω μελοποιίας καὶ ὄψεως ταὐτά· καὶ γὰρ περιπετειῶν δεῖ καὶ ἀναγνωρίσεων καὶ παθημάτων· ἔτι τὰς διανοίας καὶ τὴν λέξιν ἔχειν καλῶς. Οἷς ἅπασιν Ὅμηρος κέχρηται καὶ πρῶτος καὶ ἱκανῶς. Καὶ γὰρ τῶν ποιημάτων ἑκάτερον συνέστηκεν ἡ μὲν Ἰλιὰς ἁπλοῦν καὶ παθητικόν, ἡ δὲ Ὀδύσσεια πεπλεγμένον (ἀναγνώρισις γὰρ διόλου) καὶ ἠθική· πρὸς δὲ τούτοις λέξει καὶ διανοίᾳ πάντα ὑπερβέβληκεν. [...]
Ὅμηρος δὲ ἄλλα τε πολλὰ ἄξιος ἐπαινεῖσθαι καὶ δὴ καὶ ὅτι μόνος τῶν ποιητῶν οὐκ ἀγνοεῖ ὃ δεῖ ποιεῖν αὐτόν. Αὐτὸν γὰρ δεῖ τὸν ποιητὴν ἐλάχιστα λέγειν· οὐ γάρ ἐστι κατὰ ταῦτα μιμητής. Οἱ μὲν οὖν ἄλλοι αὐτοὶ μὲν δι᾽ ὅλου ἀγωνίζονται, μιμοῦνται δὲ ὀλίγα καὶ ὀλιγάκις· ὁ δὲ ὀλίγα φροιμιασάμενος εὐθὺς εἰσάγει ἄνδρα ἢ γυναῖκα ἢ ἄλλο τι ἦθος, καὶ οὐδέν᾽ ἀήθη ἀλλ᾽ ἔχοντα ἦθος. [...]
Δεδίδαχεν δὲ μάλιστα Ὅμηρος καὶ τοὺς ἄλλους ψευδῆ λέγειν ὡς δεῖ. Ἔστι δὲ τοῦτο παραλογισμός. Οἴονται γὰρ οἱ ἄνθρωποι, ὅταν τουδὶ ὄντος τοδὶ ᾖ ἢ γινομένου γίνηται, εἰ τὸ ὕστερον ἔστιν, καὶ τὸ πρότερον εἶναι ἢ γίνεσθαι· τοῦτο δέ ἐστι ψεῦδος. Διὸ δεῖ, ἂν τὸ πρῶτον ψεῦδος, ἄλλο δὲ τούτου ὄντος ἀνάγκη εἶναι ἢ γενέσθαι ᾖ, προσθεῖναι· διὰ γὰρ τὸ τοῦτο εἰδέναι ἀληθὲς ὂν παραλογίζεται ἡμῶν ἡ ψυχὴ καὶ τὸ πρῶτον ὡς ὄν. [...]
Ἐπεὶ καὶ τὰ ἐν Ὀδυσσείᾳ ἄλογα τὰ περὶ τὴν ἔκθεσιν ὡς οὐκ ἂν ἦν ἀνεκτὰ δῆλον ἂν γένοιτο, εἰ αὐτὰ φαῦλος ποιητὴς ποιήσειε· νῦν δὲ τοῖς ἄλλοις ἀγαθοῖς ὁ ποιητὴς ἀφανίζει ἡδύνων τὸ ἄτοπον.
[Por eso, también desde este punto de vista, como ya hemos dicho, puede parecer Homero divinamente inspirado entre otros, pues ni siquiera la guerra [de Troya], que tuvo principio, medio y fin, intentó tratarla en su totalidad (habría sido algo demasiado extenso como para poderlo abarcar bien de una sola vez) ni, al reducir su extensión, volverla ultracomplicada por su diversidad. En realidad, escoge una sola parte, pero utiliza muchos episodios de las demás, como el catálogo de las naves y otros acontecimientos con los cuales interrumpe su poema. [...]
Es preciso además que las clases de la epopeya sean las mismas que las de la tragedia: simple o compuesta; ética o patética. También las partes son las mismas, con excepción del canto y del espectáculo. La epopeya necesita, en efecto, peripecias, reconocimientos y padecimientos. Y además, el pensamiento y el lenguaje tienen que ser bellos. Todos estos [elementos] los utilizó Homero no sólo primero [que nadie] sino también adecuadamente. Porque de sus poemas a uno, la Ilíada, lo hizo simple y patético; a otro, la Odisea, complejo (ya que está lleno de reconocimientos) y ético. Y además de esto, superan a todos [los demás poemas] por su lenguaje y su pensamiento. [...]
Homero es digno de alabanza por otras muchas cosas, pero particularmente, por ser el único de los poetas que no ignora lo que a él mismo le toca hacer. Es necesario, en efecto, que el poeta hable muy poco por su cuenta, ya que en cuanto lo hace no es imitador. Ahora bien, los otros intervienen todo el tiempo en los acontecimientos e imitan poco y pocas veces. El, por el contrario, tras un rápido prefacio, introduce un varón, una mujer o algún otro tipo, nunca carente de carácter sino dotado siempre de uno propio. [...]
Homero enseñó sobre todo a los demás [poetas] a contar mentiras como es debido, esto es, a emplear el paralogismo. Piensan, en efecto, los hombres que, cuando un hecho es seguido por otro o al producirse el uno se produce el otro, si el segundo existe, también existe o se produce el primero. Pero esto es un error. Por tanto, si el primero fuera falso, pero otro existiera o se produjera necesariamente al ser verdadero aquel, es indispensable aclararlo, ya que, al saber que este es verdadero, nuestra alma, por un paralogismo, concluye que aquel también existe. [...]
Porque aun lo que en la Odisea hay de inexplicable, como lo concerniente al desembarco, resultaría obviamente insoportable si lo hubiera escrito un poeta mediocre. En realidad, el poeta oculta lo absurdo tras el atractivo de sus otras perfecciones.]
Sobre este tópico, Auerbach recuerda la emocionante y bien preparada escena del canto XIX de Odisea, en la cual la anciana ama de llaves Euriclea reconoce a Ulises, de quien había sido nodriza, por la cicatriz en el muslo. Todo lo que sucede en el pasaje es relatado ordenada y espaciosamente. En parlamentos fluidos y circunstanciados, Penélope y Euriclea dan a conocer sus sentimientos, y aunque éstos se hallan entremezclados con consideraciones generales sobre el destino de los hombres, la conexión sintáctica entre sus partes es perfectamente claro, sin perfiles esfumados. Las descripciones de personas y cosas, quietos o en movimiento dentro de un espacio perceptible, uniformemente destacados, son claras y lúcidas, al igual que los sentimientos e ideas claramente expresados aun en los momentos de emoción.
Angel Cappelletti sostiene que, en su exaltación a Homero, Aristóteles se diferencia profundamente de todos los filósofos que le precedieron. Al menos, en el caso de Platón, la alabanza al vate no va del todo desligada de la crítica. Debe tenerse en cuenta que el Estagirita otorga también a Homero un importante lugar en Retórica. En diversos pasajes de la obra existen referencias positivas al aedo. Posiblemente, la más importante es aquella que aconseja, en cuanto a la forma de hablar expresando las pasiones, buscar la mayoría de las formas en el poeta
πλεῖστα δὲ τοιαῦτα λαβεῖν ἐξ Ὁμήρου ἔστιν:
“ὧς ἄρ᾽ ἔφη, γρῆυς δὲ κατέσχετο χερσὶ πρόσωπα:”
οἱ γὰρ δακρύειν ἀρχόμενοι ἐπιλαμβάνονται τῶν ὀφθαλμῶν.
[La mayoría de ellas pueden tomarse, por otra parte, de Homero:
“Así habló y la anciana cubría su rostro con las manos”,
pues, en efecto, se llevan las manos a los ojos los que rompen a llorar.]
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